Quienes nunca han tenido un perrito, estos animales de lo más expresivos y cariñosos nunca entenderán ese sentimiento de saber que tienes a alguien que depende de ti para sobrevivir, recibir amor, sentirse querido y que forma parte de una familia que lo cuida y aprecia.
Un compañero que te brindará todo su cariño, amor y lealtad; quien no conoce los sentimientos de odio y rencor tan comúnmente experimentados por nosotros los seres humanos.
Quien más se desvive en saludarte y parece que hasta llora de la felicidad cada vez que llegas a casa ya sea de la escuela, universidad o trabajo y hace que te sientas indispensable para él.
Alguien que te sigue a todos lados sin cuestionar, incluido el baño (lo que es algo incómodo en ocasiones) que te ve como su padre o madre y es como un niño perdido cuando tú no estas.
Alguien que te hace saber cuando quiere que le pongas atención y juegues con él ya sea ladrando, llorando o simplemente rodando la pelota hacia ti.
Alguien que cuando recién está aprendiendo va a orinar en tu cuarto y hasta demostrarte tu amor dejándote un lindo regalito en la puerta, pero que aún así lo recogerás y le tendrás paciencia porque miras su cara y no puedes molestarte con él.
Por esto y más es que estas magnificas criaturas deberían vivir lo mismo que nosotros y no unos cuantos años porque se vuelven un familiar más, un amigo más que se lleva parte de nosotros con su partida pero que nos deja bonitos recuerdos que atesoraremos siempre.
Ojalá que todas las personas aprendieran a amar y respetar a estas formidables criaturas...
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