El yorkshire terrier se originó en Yorkshire y la contigua Lancashire, una escarpada región en el norte de Inglaterra. A mediados del siglo XIX, obreros procedentes de Escocia
llegaron a Yorkshire en busca de trabajo, trayendo consigo diferentes
variedades de pequeños terriers. La cría del Yorkshire terrier fue
realizada principalmente por trabajadores —en su mayoría de los molinos y
fábricas de algodón y lana— en los condados de Yorkshire y Lancashire.
Desafortunadamente los detalles son escasos, A. Foster es citada
diciendo en 1886: «Si tenemos en cuenta que fueron los trabajadores de
los molinos quiénes dieron origen a la raza... siendo casi todos hombres
ignorantes, quiénes no estaban acostumbrados a la divulgación de
información para uso público, podemos entender la razón del porqué no ha
sido fácil conseguir datos fiables».
Lo que se sabe es que la raza surgió de tres perros diferentes, un macho llamado Old Crab y una hembra llamada Kitty, mientras que el nombre de la tercera hembra se desconoce. También figuraron entre los primeros perros que dieron origen a la raza, el Paisley terrier, una versión más pequeña del Skye terrier que fue criado por su pelo largo, hermoso y sedoso, el Waterside terrier, y el Clydesdale terrier. Algunas autoridades creen que el Maltés también fue utilizado.
A. Foster lo sintetizó de la siguiente forma: «Fue completa y
originalmente creado a partir de los terriers de Escocia y se muestra
como tal... el nombre de Yorkshire terrier le fue dado a cuenta de haber
sido perfeccionado en Yorkshire».
Sin embargo, no fue hasta finales de 1865, que un perro de exposición llamado Huddersfield Ben
—que era un Paisley terrier con tipo de Yorkshire terrier—, propiedad
de una mujer que vivía en Yorkshire, Mary Ann Foster, fue visto en las
exposiciones caninas en toda Gran Bretaña, y fue quién definió el
estándar de la raza denominada Yorkshire terrier. El nombre oficial de la raza se adoptó en 1870.
Wow! Una raza con mucha trayectoria...
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